miércoles, 13 de febrero de 2013

Mariana (segunda parte)

La oscuridad se podía palpar.
Después de una larga espera sin que nada ocurriera, Bord al fin preguntó: "¿Y si nos vieron?".
Drik le restó importancia al comentario y sólo se enfocó en el reloj. Dijo: "Hemos de esperar ahora, Bord". Faltaban quince minutos para que la compuerta abriera, según la información que el capitán les dio antes de partir de muy, muy lejos.
Lo más extraño ocurrió pasados los quince minutos de obediente (ahora sí) espera: la compuerta no abrió.
Bord repitió, con una voz que sólo cambió de tono por la evidente preocupación: "¿Y si nos vieron, Dirk?".
Aunque esta vez no le restó importancia al comentario, Dirk también repitó lo que antes había dicho. Y aunque estaba igualmente preocupado, su voz no lo dejó notar: "Hemos de esperar ahora".
Hubo un largo silencio, tras del cual se encendió el pequeño monitor de la nave; era un mensaje grabado del capitán.
Les dije que entraran directamente al mar. ¿Qué demonios hacían sobrevolando la zona? Afortundamente, nadie los vio; pero si hubieran seguido las instrucciones al pie de la letra no habrían matado a esos delfines. Han de aguardar ahora un par de días hasta que la compuerta abra. Por favor, astronautas, no demoren más en la misión una vez adentro, pues les espera un viaje largo, y necesitan estar repuestos para la reunión.
En ese momento, el monitor se apagó. Sí, era cierto, nadie los había visto, ¿pero cómo pudo saber el capitán de antemano lo que habría de ocurrir meses después de grabar su mensaje?
Pasaron dos largos días de espera, hasta que una poderosa corriente de aire envolvió la nave esférica, facilitando así que la compuerta abriera sin que una sola gota de agua se metiera al pasaje.

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